domingo, 27 de diciembre de 2009

Algunos de mis vicios...

De niño no me despegaba de la televisión por ver las películas de Rocío Dúrcal o de Joselito. Tampoco salía a jugar con tal de pasarme varias horas, varios dias, mirando o leyendo libros que me parecían llenos de fantasía. Fue asi como Las mil y una noches, compartian escenario y lector con La Sagradisidisisisisisima Biblia de una de mis tías. Era una biblia roja con cantos dorados e ilustraciones del renacimiento. Entre estos dos libros y Las aventuras escritas por Emilio Salgari, mi infancia estuvo llena de color, de aventuras, de fantasia e inspiración.

Despues en vida hubo un gran vacío.

Trate de ser un niño normal, e intente jugar en las calles, intente aprender a jugar futbol, intente ser atleta, intente jugar basketbol, y pues con el tiempo descubrí que yo era un mariconcito de casa. O un ratoncillo asustado de biblioteca.

Un niño no heterosexual, temeroso de que los demas descubrieran que no era heterosexual, y que quienes se habian dado cuenta ya, que no me golperan con el pretexto de que estabamos jugando y que entre hombres tendría que aguantar todos los golpes que me daban.

A los 15 años, mi hermano mayor me regalo "Demian" de Herman Hesse. Yo me moría de la emoción, mi hermano tal vez no supo lo que me regalo. Pero me dió la oportunidad de ser diferente, de verme como a un ser humano especial, que sabía de símbolos y signos literarios. No solo podía disfrutar de esa narrativa clara, fluida y sencilla de Herman, no, no sólo era, eso.

Podía identificarme con Demian, podía descubrirme en el joven adolescente, enamorado de su mejor amigo, pero como diría la viejita de un comercial: "esa es otra historia".

Recuerdo que uno de mis libros favoritos, me lo robé de una biblioteca pública, sentí que en esos versos hablaban de mis emociones, de mis sentimientos reprimidos y sublimados. Hablaban del amor que yo sentía y que no podía expresar. Hasta la fecha, yo no lo se de cierto, como diría Sabines, pero para mí, mi primer libro gay fue Nocturno Polvo de Elías Nandino.

Así que cuando llegue a la universidad, como ya vivía solo, y el dinero de mi despensa lo admisnitraba yo... pues empece a comprar libros y escaparme al cine al menos una vez por semana. Y cada vez empecé a comer menos. jejejeje.

Y mis horarios en la universidad fueron cambiando. cuando me dí cuenta, cambiaron de tal forma que los exámenes los hacía cuando no estaban mostrando la Muestra Internacional de Cine, o cuando el Tour de Cine Francés no se estuviera proyectando en el Cine Morelos.

Poco a poco me volví un ermitaño, un ermitaqño que se escapaba por las tardes y no veia los atardeceres del domingo o del miércoles, pues eso días yo entraba al cine morelos de tarde y salía bien entrada la noche. Con los ojos llorozos a veces, con una sonrisa otras ocasiones, y algunas mas, con una leve preocupación entre ceja y oreja

Entraba hambriento de imagenes que me hiceran sentir. Y salia rebozante de emociones.

Sea un libro o una película, aunque a veces me sienta frio e insensible como Bryan de Queer as Folks, descubro que puedo seguir siendo un hombre sensible, emocionalmente vivo.... que sólo necesita alejarse un poco de un ambiente tan festivo que lo único que ha hecho es hacerme olvidar quien soy.

1 comentario:

  1. Vengo a conocerte y a darte las gracias por seguir Mi Laberinto.
    Me surge la curiosidad ... ¿cómo conociste mi blog?

    He leído las tres entradas. ¡Ummmm!

    Te veo solitario ... el blog te hará compañía.

    Te deseo mucha suerte.

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